Prosa aprisa
Trabajo
panista callado pero intenso
Arturo Reyes Isidoro
Concluye este viernes septiembre.
Estamos ya en pleno otoño y se acerca el Día de Muertos, a principios de
noviembre, en cuatro semanas y dos días más a partir de mañana sábado.
Nunca como esta vez este festejo de origen
mesoamericano está cargado de tanto simbolismo… político en Veracruz: a partir
del 1 de noviembre empezará la entrega recepción del Gobierno del Estado y en
los 29 días que restarán hasta diciembre habrá muertos vivientes en Veracruz.
Por la entrega del gobierno a la
oposicion por primera vez en 86 años veremos en las oficinas de la
administración estatal y por las calles de Xalapa circular a zombies políticos
de verdad, esta vez no disfrazados como parte de algún festejo o acto
promocional.
Serán verdaderos muertos políticos priistas
en vida, a quienes les tocará la ingrata tarea de entregar el gobierno a sus
históricos enemigos panistas, sin
ninguna expectativa de brincar y reacomodarse en la administración que
viene como lo vinieron haciendo sexenio tras sexenio.
Lo poco que se va sabiendo es que habrá
limpia total, que será un cambio radical y que la mano firme para poner orden
se va a ver y se va a sentir en todo el estado, con el plus de que todos los
veracruzanos serán atendidos y escuchados por sus gobernantes.
Adentro del equipo que viene hay mucho
hermetismo cuidando de que no se filtre nada, aunque no deja de trascender que
se innovará todo, que habrá total transparencia de tal forma que se acabará con
la opacidad reinante, lo que verán y vivirán los veracruzanos de tal forma que
es posible que nunca más vuelvan a permitir que regresen los arreglos en lo
oscurito para beneficio de unos cuantos.
Los panistas están trabajando en forma
muy callada, discreta, pero con toda intensidad, preparándose lo mejor que
pueden para responder a la confianza de los veracruzanos que votaron por ellos
y a los que no también, además porque saben que tienen que aprovechar al máximo
los dos años que estarán al frente tanto del Ejecutivo como del Legislativo.
En la primera quincena del mes que acaba
hicimos varios intentos para encontrarnos y platicar con el líder de la bancada
panista de la LXIV Legislatura que entrará en funciones en noviembre, Sergio
Hernández, lo que no fue fácil porque comprobé cómo está entregado en recibir a
agrupaciones, a comisiones, a representativos del estado preparando una agenda
para entrarle de frente y lleno a los problemas de Veracruz.
Pensamos que finalmente el 15 de
septiembre sería posible, pero no fue sino hasta el 16 cuando lo esperé a que
terminara de atender por la noche –había empezado desde las nueve de la mañana–
a personas que querían plantearle sus inquietudes cuando pudimos dialogar
ampliamente.
En la sede estatal del PAN, en la calle
Zamora del centro histórico de Xalapa, lo que me llamó la atención fue ver y
saludar a muchos conocidos simpatizantes o militantes priistas en plenas
fiestas patrias siendo recibidos en audiencias de trabajo, personas que nunca
antes se hubieran atrevido a poner un pie en la casa de “los de enfrente” como
ellos mismos les decían.
Para el PRI debe ser preocupante –pensé–
que sus otroras fieles militantes hayan perdido el miedo de ir al edificio del
partido al que vieron como enemigo toda la vida, así como de encontrarse con
sus dirigentes y dialogar con ellos. No cabe duda que Veracruz está ya viviendo
el cambio.
Pero viendo las horas que demoraban las
reuniones y la paciencia de Sergio para escuchar a todos uno a uno, la única
explicación que hallé fue la desatención en que cayeron los gobiernos priistas
para con sus representados y la necesidad de éstos de que alguien los escuche,
que es a lo que se está dedicando el próximo presidente de la Junta de
Coordinación Política del Congreso local.
Si los priistas no se corrigen y no
corrigen el rumbo, será difícil su vuelta al poder. Muchos veracruzanos
priistas están comprobando ahora que los panistas no comen y que están
dispuestos a hacer suyos sus problemas. Si los blanquiazules hacen bien las
cosas se fortalecerán entre el electorado y se afianzarán en el gobierno.
En el equipo del nuevo Ejecutivo, igual
trabajan con mucha dedicación aunque de la forma más discreta.
La administración duartista ya está
agonizante. Cuatro semanas, las de octubre, ya son prácticamente nada. En
noviembre se concretarán a ir entregando y en el PRI no se sabe que sus
diputados locales electos estén trabajando y atendiendo a quienes votaron por
ellos como lo están haciendo los panistas. Falta conducción entre los
tricolores. Les urge que alguien se ponga al frente y a la cabeza, máxime
cuando están a días de quedarse huérfanos política y económicamente porque ya
no habrá gobernador que los cobije.
Pero en política cada quien se labra el
camino que quiere.
Los veracruzanos quieren solución a sus
problemas, que se atenúe o que cese la inseguridad, que les construyan la obra
pública necesaria, que haya buena administración de los recursos para que se
estimule el crecimiento y haya empleos y pan en la mesa de todas las familias, que
los atiendan, que los escuchen, que les abran las puertas del Palacio de
Gobierno, que los visiten los funcionarios en donde viven para que conozcan sus
carencias y programen las mejores soluciones. En fin.
La competencia siempre es buena. En
Veracruz el electorado se quedará con quien mejor haga las cosas y responda a
sus expectativas y cumpla sus esperanzas. A nivel federal los panistas ganaron
primero la Presidencia y 16 años después han logrado la gubernatura. Por sus
errores y los vicios en que cayeron labraron su salida de Los Pinos. De los
albiazules locales dependerá ahora su permanencia en el poder y por cuánto
tiempo.
“Lo
van a extrañar”, dice el secretario de Duarte; lo abuchearon
Luego de que fue abucheado por los
propios músicos de la Banda Sinfónica del Gobierno del Estado cuando gritó
“¡Viva Javier Duarte!” al hacer guardia de honor ante la estatua a Miguel
Hidalgo en el parque de Los Berros, José Ramón Cárdeno Shaadi, secretario
particular del gobernador Javier Duarte, dijo ayer que cuando éste se vaya “lo
van a extrañar”.
Acusado de acoso sexual a trabajadoras
de su oficina así como de tratar con despotismo y prepotencia al personal de la
Secretaría Particular, había gritado primero “¡Viva México!”, ¡Viva Veracruz!”
y luego elevó a su jefe al rango de un héroe de la patria y se desgañitó con un
“¡Viva Javier Duarte!” que provocó silbidos de reprobación y abucheo.
Ya encarrerado dijo que su jefe no va a
pedir licencia para separarse del cargo porque los veracruzanos “lo contrataron
por seis años” y que en dos meses cuando se vaya “se darán cuenta de quién es
el gobernador y lo van a extrañar”.
“Por supuesto que no va a renunciar ni
lo tiene contemplado, es un gran gobernador”, respondió a los reporteros
quienes le preguntaron sobre las versiones que hablan de que Duarte dejará el
cargo antes de concluir su periodo constitucional.
Con qué imagen terminan y se van los
prósperos que hasta sus propios trabajadores los abuchean en público.
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