Prosa aprisa
Actitudes políticas aldeanas
Arturo
Reyes Isidoro
Que
se sepa, uno de los funcionarios que más está dando la batalla por solventar
las irregularidades señaladas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF)
en contra del gobierno de Javier Duarte de Ochoa, a punto de concluir, es el
Contralor General del Estado, Ricardo García Guzmán.
Con
base en su cultura contable y legal administrativa y fiscalizadora y sus
relaciones con casi todos los auditores
de la ASF, que se sepa el panuquense ha logrado salvar de sanciones
administrativas e incluso de consecuencias penales a muchos funcionarios y ayuda
al gobierno de la prosperidad a que libre de la mejor forma las acusaciones de
que es objeto.
¿Por
qué está, por qué decidió aceptar el cargo e incluso quedarse en él pese a que
muy a tiempo recibió una alerta, un aviso, una sugerencia para que se fuera de
inmediato de la Contraloría? Sólo él lo sabe, pero lo cierto es que decidió
correr el riesgo de quedarse incluso a costa de su imagen personal y hoy es un
hombre clave en el proceso de entrega-recepción a la administración que los
relevará dentro de diez semanas. Si lo hace mal será candidato a sanciones y se
le considerará corresponsable de anomalías que se detecten.
Poco
o casi nada se sabe, pero a pocos días de su llegada al cargo el 21 de julio de
2014, sus amigos y conocidos de la propia ASF con quienes había trabado
relaciones desde que había ocupado el cargo por primera vez en el gobierno de
Miguel Alemán Velasco lo hicieron viajar a la Ciudad de México donde lo
cuestionaron por qué había aceptado la responsabilidad, puesto que ya desde
entonces tenían bajo la mira al gobierno de Duarte y lo acusaban de graves
irregularidades.
“Váyase
usted lo más pronto que pueda”, le habrían sugerido al tiempo que le hablaban
muy mal de los duartistas. “No sabe usted quiénes son”, le habrían dicho.
Se
sabe que García Guzmán entró entonces en un conflicto personal porque acababa
de aceptar la responsabilidad, pensó en un principio que buscaría el menor
pretexto en el menor tiempo posible para renunciar, pero dos años después sigue
en el cargo, tratando de limpiar al duartismo, pero a partir del pasado viernes
fuertemente combatido ahora por los propios duartistas que lo acusan de
“traidor”.
¿Qué
le valió que pese a estar dando la cara para defender a Duarte y a su gobierno
de los embates de la ASF ahora desde adentro mismo hayan empezado a enviar
correos anónimos a la prensa con todo el sello de la casa –“chulescorreos” les
llaman– en donde a él y a sus hijos, políticos también, no los bajan de
“corruptos”?
La
estrechez mental, de criterio, de política aldeana de quienes piensan que la
política es mantener encono, odio, rencor, enfrentamiento y no diálogo,
negociación y entedimiento, ha llevado a considerar que García Guzmán cometió
un acto de alta traición por el hecho de ser el padre de un joven político
constituido en autoridad municipal que, en consecuencia con su cargo, ha obrado
correctamente.
La
nota periodística del sábado pasado era lo que dijo el Gobernador electo Miguel
Ángel Yunes Linares de que cuando asuma la gubernatura él se encargará
personalmente de la seguridad de los veracruzanos.
Pero
algunas versiones destacaron, en cambio, el hecho de que a su llegada a Pánuco
hubiera sido recibido en forma abierta y pública por el alcalde anfitrión
Ricardo García Escalante así como por su hermano el diputado electo del
distrito de nombre Rodrigo, y que en un acto que encabezó haya estado la madre
de ambos Nora Escalante de García.
Destacable
era también el hecho de que ese día concluían los Foros de Consulta para la
elaboración del Plan Veracruzano de Desarrollo que se habían iniciado el 29 de
agosto en Xalapa y que organizó ejemplarmente la Universidad Veracruzana, lo
que permitió la pluralidad participativa sin ningún partidismo (hasta el
gobierno anterior fueron organizados por la Fundación Colosio, de filiación
priista), lo que tampoco pareció relevante.
La
recepción bastó para que la familia entera recibiera el calificativo de
“traidora”, esto es, por el hecho de que el alcalde no hubiera recibido a
escondidas a quien gobernará Veracruz dentro de diez semanas, es decir, que
hubiera hecho lo políticamente correcto, que hubiera actuado en forma
institucional como autoridad municipal con quien se habrá de entender
necesariamente durante el último año de su gestión porque será quien gobierne
la entidad. En la civilidad política no hubo, pues, nada de extraordinario.
¿O
es que por el hecho de que el padre trabaje para el gobierno de Duarte y esté
defendiendo a Duarte pero Duarte odie a Miguel Ángel, su hijo alcalde no debió haberlo
recibido sino a pedradas y con actos vandálicos tipo “400 Pueblos” y debió
haber enviado a clausurar el local donde habría un foro convocado por la UV y
debió haberles mandado a cortar la luz, a boicotear el acto demostrando un gran
primitivismo político como el que muestran ahora sus censores y críticos?
Se
entiende que los políticos en tanto candidatos a un cargo de elección popular
se identifican plenamente y actúan de acuerdo a los lineamientos de sus
partidos, pero concluido el proceso electoral y validado el triunfo del
ganador, se convierten en representantes de los habitantes de su demarcación,
llámese municipio, distrito o estado, por encima de banderías y colores
partidistas.
Una
autoridad gobierna para todos y atiende y trata de resolver los problemas sin
distingos partidistas porque, por ejemplo, un bache es un bache y no distingue
sin quien tiene que pasarlo por necesidad es priista, panista o perredista.
Afecta a tricolores, azules o amarillos y hay que taparlo.
La
reacción el sábado de quienes vieron un acto de “traición” en el encuentro de
dos autoridades elegidas por mayoría y voluntad popular, legalmente
constituidas, refleja la necesidad de cuánto tenemos que evolucionar para
superar actitudes políticas todavía muy aldeanas y llegar a otros estadios de
desarrollo mental y político.
¿Sabrán
quienes critican a Ricardo García Guzmán que muchos, pero muchos presuntos
duartistas, simpatizantes o militantes priistas, han hablado o se han reunido
ya aunque en privado o con la mayor discreción con Miguel Ángel Yunes Linares y
con los dirigentes y los nuevos diputados panistas, y que además ya se
entienden con ellos? ¿Qué se han puesto a sus órdenes?
¿Es
que también van a acusar de traidoras a todas las autoridades municipales
cuando dentro de once semanas salgan a recibir al nuevo gobernador Yunes
Linares? ¿Les alcanzará el tiempo para enviar “chulescorreos” en contra de
todos los veracruzanos, miles, millones, que a partir del 1 de diciembre
próximo aplaudirán y buscarán hablar o hablarán con la nueva autoridad? ¿Es que
creen que alguien, salvo ellos, van a querer mantener el odio enfermizo que tanto
daño le ha causado a Veracruz?
Mensaje riesgoso de Yunes Linares
Nunca
como el sábado el Gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares hizo una
declaración tan contundente como comprometedora y hasta riesgosa para su propia
seguridad personal.
Con
una gran valentía dijo en Pánuco que aplicará mano dura al crimen organizado
para evitar más casos de ejecuciones, secuestros y extorsiones.
"Le
digo a la delincuencia desde Pánuco: se van a encontrar a un Gobernador que
tiene los pantalones bien puestos y la mano muy firme para combatirlos, de
correr todos los riesgos, ya basta de complacencias con los delincuentes,
porque ya basta de desaparecidos”.
"Ya
basta de homicidios, ya basta de extorsión, ya basta de pago de derecho de piso
y ya basta de que nuestro estado se encuentre en manos de la delincuencia
organizada, permitido sin duda alguna por los altos mandos de la Secretaría de
Seguridad Pública".
"¿Nos
toca acostumbrarnos a que toda la vida vivamos con miedo? ¿Nos tendremos que
acostumbrar a vivir en la inseguridad? ¿Nos tenemos que acostumbrar a vivir en
el terror? La respuesta es no", dijo al cerrar el último foro organizado
por la UV.
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