Prosa aprisa
Pese a todo, Morena ganó
Arturo
Reyes Isidoro
¿Ganó
o perdió Morena el pasado domingo?
Como
en el poema de Campoamor, todo es según el color del cristal con que se mira.
Para
mí que ganó, y argumento.
En
“Prosa aprisa” del pasado 29 de mayo, publiqué que de tres cosas nos darían certeza las elecciones del domingo.
Apunté
que nos darían la medida de qué tan real era el crecimiento de Morena como
partido político en Veracruz.
Recordé
que Morena dio muestras de un inesperado crecimiento en la elección de hace un
año.
Sin
embargo –anoté–, la sombra de duda sobre qué tanto lo hizo por méritos propios
quedó ante la sospecha de que recibió apoyo del gobierno de Duarte.
A
menos que el exgobernador se atreviera a hablar y dijera que es cierto, no hay
forma de comprobarlo, expuse.
Dije
que los insistentes rumores el año pasado fueron que el hoy preso exmandatario
dio dinero al entonces candidato de izquierda Cuitláhuac García Jiménez.
“Versiones
sin confirmar hablaban de que lo habían visto entrar y salir varias veces de la
Casa Veracruz. Cierto, nunca se dijo que López Obrador”.
Señalé
que Cuitláhuac ha negado siempre la versión y salvo prueba en contrario habría
que creerle.
Lo
que sí es cierto, agregué, es que Duarte facilitó las cosas para que Morena creciera
electoralmente de tal forma que le restara votos al PAN y a su candidato Miguel
Ángel Yunes Linares.
“En
su engreímiento como estratega político, en varias ocasiones Duarte comentó
ante columnistas que eso era lo que pretendía para asegurar el triunfo del
candidato del PRI”.
O
sea –continué–, pudiéndolo hacer, no puso ningún obstáculo para que los morenos
operaran a sus anchas por todo el territorio estatal.
Supuestamente
habría ordenado a operadores del gobierno y del PRI que en algunas regiones del
Estado trabajaran a favor de Morena, donde sabían que el tricolor no crecía o
estaba a la baja, o podría perder. No querían que ese voto se fuera hacia el
PAN.
Escuché
varias veces que también había operadores oficiales que llevaban sobres con
dinero a algunas regiones o para entregarlo a morenistas o para influir entre
el electorado a favor del partido de AMLO.
“Pero
este año ya no está Javier Duarte ni el PRI en el gobierno. Entonces se verá la
verdadera fuerza de Morena”.
El
domingo, Morena y Andrés Manuel López Obrador se enfrentaron a uno de los mejores
operadores políticos que ha tenido el PRI en su momento y que ahora tiene el
PAN: Miguel Ángel Yunes Linares.
Si a
su condición de político habilidoso se le agrega que es el gobernador del
Estado, ya se puede uno imaginar el inmenso poder que tiene para actuar y
acomodar las cosas a su modo, y lo demostró con creces.
Andrés
Manuel no estuvo a la altura del fajador que tenía enfrente, un verdadero
peleador callejero que se le enfrentó al tú por tú y a los dimes y diretes y
que en más de una ocasión lo invitó a debatir.
Suena
feo pero López Obrador le sacó. Con sus estribillos de siempre, ya muy
desgastados, lo eludió.
El
“cuatro” que le pusieron a Eva Cadena fue otra prueba más que no pudieron pasar
con éxito. Les dañó su imagen, como lo evidencian los resultados de la
elección.
También,
la insistente acusación de que Duarte les daba 2 millones y medio de pesos
mensuales a través de militantes de Morena en la Sierra de Soteapan y la
exhibición de un acta que establecía la entrega del dinero.
Luego,
pesó en contra de los de la izquierda toda la operación electoral durante toda
la campaña y el día de las elecciones. El maestro de esas artes políticas les
dio cátedra.
Pero
no obstante eso y otras cosas, si bien Morena se quedó chico como partido por
el número de alcaldías que ganó, sólo 17, se ubicó en tercer lugar por el
número de votos, casi al parejo que la alianza PRI-PVEM, que se ubicó en
segundo: 577,727 contra 556,875, no obstante que Morena participó solo.
Su
crecimiento es real. Ahora sí ya sabe con certeza con qué y con cuánto cuenta
para futuras empresas políticas-electorales. Ya nadie puede afirmar que alcanzó
lo que obtuvo porque lo ayudó Duarte.
Lo
más importante, creo, es que además sembró cabezas de playa electorales en el
norte, el centro y el sur del Estado, en las cuales podrá cavar trincheras para
tratar de avanzar y crecer entre el electorado veracruzano.
En
el norte se hizo de la alcaldía de Poza Rica, en el centro de la de Xalapa y en
el sur de la de Coatzacoalcos, algo que no lograron ni el PAN-PRD con todo el
poder que tiene, menos el PRI que siguió en caída libre.
La
capital es una de las dos ciudades emblemáticas que tiene la entidad junto con
la del puerto de Veracruz. Xalapa es el centro de los poderes. No se puede
hablar de Veracruz sin asociar al Estado con Xalapa. Y los 68,886 votos que
obtuvo Hipólito Rodríguez hablan de la fortaleza de Morena.
Por
si fuera poco, el hecho de ganar Coatzacoalcos con 45,992 votos es también de
gran significación, porque este puerto del sur es la capital industrial de una
de las zonas más promisorias no sólo de Veracruz sino del país entero, pues
aquí se inició ya una Zona Económica Especial que según los anuncios oficiales
que se han hecho, en sus primeros 10 años generará más de 50 mil empleos y
atraerá una inversión cercana a los 15 mil millones de dólares.
Morena,
pues, se hizo de las capitales cultural e industrial del Estado (la turística
la tiene el PAN). ¿Alguien en su sano juicio puede afirmar que perdió Morena o
desestimar su fuerza porque ganó sólo 17 municipios?
El
partido de López Obrador, si le echamos números, obtuvo en sólo dos municipios
114,878 votos. Para dar idea de su fuerza, por ejemplo, en Xalapa sacó una
ventaja de ¡50,147 votos! al PRI que sólo alcanzo 18,739 sufragios.
Pero
además, los que saben de estas cosas cambiarían gustosos las 17 alcaldías de
Morena por las 39 del PRI-PVEM, porque son de las ciudades más grandes del
Estado pero también de las de mayor presupuesto, contrarias a las de los
tricolores-verdes que son de ciudades medias o chicas y con un presupuesto no
alto.
Cierto,
Morena no alcanzó las presidencias municipales que se estimaba (se hablaba de
hasta 80), pero su crecimiento en número de votos y en la conquista de ciudades
grandes e importantes es real, pese a todos los obstáculos que le puso el grupo
en el poder del PAN-PRD y su General de cinco estrellas.
Por
ejemplo, en otra ciudad grande, Córdoba, se quedó muy cerca del candidato del
PAN-PRD, pues obtuvo 18,235 votos contra 20,069, o sea a sólo 1834 sufragios de
diferencia, lo mismo en Tuxpan, donde sacó 9,952 votos contra 11,017 de
PAN-PRD, o sea a sólo 1,065 de alcanzarlo.
Desde
mi punto de vista, el partido de Andrés Manuel López Obrador ganó en la
elección del domingo y su proyección se puede ampliar si sus alcaldes cumplen a
los ciudadanos y si no abusan del cargo. Incluso si lo hacen bien sembrarán una
semilla que puede dar muchos frutos incluso para la próxima elección.
¿Sin
alguna posibilidad de ganar la gubernatura el próximo año? Podría competirle en
serio a la alianza PAN-PRD, si es que ésta continúa, si se alía con Movimiento
Ciudadano y con el PT, los partidos más afines, además si convence a los
priistas resentidos y a los indecisos.
Para
mí, el PAN-PRD ganó pero Morena creció y se fortaleció, mientras que el
PRI-PVEM, ganando más alcaldías perdió porque muchos fueron ranchitos.
Con
algo todavía más: los morenos aprendieron más y en el futuro será ya difícil
que les cuelguen otra Eva Cadena o que les hagan tantas trampas, ya sea porque
aprendan cómo evitarlas o porque ellos también aprendan como hacerlas.
Pese
a todo, pues, Morena ganó.

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