Protesta de Lima Franco: ¿Fiesta en Puebla o Cortina de Humo para Deudas Veracruzanas?
Por: Tony Palacios (Opinión) 24 de septiembre de 2025 – La ciudad de Puebla, epicentro histórico de cambios radicales, albergó esta semana un acto que, en apariencia, celebra el avance de la agenda progresista. El 19 de septiembre, en el marco de la CCCLXV sesión de la Comisión Permanente de Funcionarios Fiscales (CPFF), el experto financiero oriundo de Veracruz, José Luis Lima Franco, prestó juramento como titular del Instituto para el Desarrollo Técnico de las Haciendas Públicas (Indetec MX). Frente a un grupo de homólogos estatales y con el respaldo del titular de Hacienda, Edgar Amador Zamora, Lima Franco expresó su "honor" y "dedicación" para robustecer las cuentas públicas locales y regionales, enfatizando "expertise, empatía y perspectiva" en sintonía con la austeridad emblemática de la Cuarta Transformación. En su perfil de X, el recién investido directivo federal publicó imágenes del instante: él, con expresión serena, mano alzada, rodeado de pares, y un texto cargado de fidelidad: "Nos esforzaremos con pasión para orientar, formar y potenciar las finanzas estatales y municipales de México". El Indetec, ubicado en Guadalajara, Jalisco, y ahora a su cargo, actúa como nexo especializado entre el gobierno central de Claudia Sheinbaum y las administraciones subnacionales –una función vital en una era de restricciones presupuestarias y llamados a la justicia distributiva.
Pero hagamos una pausa en el fulgor de la ceremonia, que se difundió en directo por TV Azteca Jalisco, donde Lima Franco aludió a la "evolución ininterrumpida" de las arcas públicas. ¿Se trata de un merecido elevamiento por sus credenciales profesionales –doctorado en Economía de la Universidad Veracruzana, posgrado en Finanzas de la UNAM– o de una maniobra burda para proteger a un servidor que abandonó Veracruz sumido en obligaciones y polémicas? Pues, si en Puebla se ovacionaba su compromiso, en Xalapa y por todo el territorio estatal reverberan recuerdos de un periodo bajo Cuitláhuac García (2018-2024) en el que Lima Franco, al frente de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan), custodió un tesoro que juraba sanear pero que solo acumuló tinieblas y dudas.
Revise el relato institucional de la ceremonia: El acto, integrado al esquema colaborativo de Sheinbaum, reunió a responsables fiscales de las 32 entidades, que respaldaron su elección por consenso en la CPFF. Lima Franco, ataviado con elegancia y con un discurso mesurado, reafirmó su apuesta por "actualizar" las gestiones financieras territoriales, entrenando a funcionarios en honestidad y productividad –frases que, de forma paradójica, chocan con las revisiones abiertas de su etapa en Veracruz. El Indetec, vinculado al Sistema Nacional de Coordinación Fiscal de la SHCP, recaerá en él la tarea de guiar asignaciones en todos los estados, un alcance que podría amplificar su peso a nivel republicano. La cuenta institucional del Indetec festejó la ocasión con una secuencia de imágenes: el solemne juramento, los aplausos, el voto de "sostener el impulso transformador". Hasta este punto, un guion impecable para un régimen que mercadea la devoción como mérito supremo.
No obstante, este ritual no es sino un pretexto para una interrogante punzante: ¿Por qué otorgar un puesto nacional a quien, en Veracruz, convirtió al estado en el más lastrado por compromisos financieros? Durante su liderazgo en Sefiplan, la carga de deuda no descendió de 87 mil millones de pesos a 65 mil, tal como lo pregonaba en audiencias parlamentarias; exámenes de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) expusieron un alza efectiva, con abonos extendidos hasta 2041 y un "embellecimiento de números" que rivales del PAN catalogaron de "engaño para campañas". Y ni mencionemos los excesos en proyectos icónicos: la renovación del Estadio "Pirata" Fuente, donde defectos constructivos –imputados por el exmandatario Javier Duarte directamente a la supervisión de Lima– implicaron dispendios adicionales; o las adquisiciones de vehículos policiales en 2019, con imputaciones de anomalías por 1,700 millones de pesos en "gastos inútiles". ¿Honestidad? El mismo que decidió ignorar el salvamento del equipo Tiburones Rojos con 100 millones de pesos, optando por un coliseo renovado que hoy parece un símbolo de extravagancia.
Esta investidura en Puebla –un suceso modesto, lejos del esplendor de Palacio Nacional, pero con el imprimátur de la SHCP– apesta a artimaña partidista. Representa al enésimo seguidor de García –fiel del exgobernador– que migra al esquema federal de Sheinbaum, totalizando 18 en la cuenta, conforme a relatos locales. ¿Casualidad? Rocío Nahle, la actual jefa de Veracruz, acaba de ventilar un "perjuicio patrimonial de miles de millones" legado por García –y, de rebote, por su mano derecha en finanzas–, abarcando 280 millones en irregularidades recuperados con cuentagotas. En tanto revisiones nacionales amenazan su expediente, Lima Franco se cobija en el Indetec, consultando... ¡sobre todo en presupuestos regionales! Es como designar al zorro para vigilar las gallinas: ¿Enseñará contención fiscal a los que él contribuyó a hipotecar?
Claudia Sheinbaum, que tomó las riendas con juramentos de escrutinio público, ha de aclarar: ¿Esta designación enriquece el "intercambio federal", como proclama El Financiero, o es un ademán a la engranaje morenista que antepone la adhesión a la equidad? El acto del 19 de septiembre fue un montaje pulido, con ovaciones y destellos, pero el auténtico escándalo no radica en Puebla: yace en los libros contables de Veracruz, donde innumerables hogares sufragan el costo de un "alivio" que jamás se materializó. Si el Indetec pretende "reforzar" patrimonios, que inicie depurando su historial propio. Caso contrario, este juramento no será más que un voto hueco ante el santuario de la exención de responsabilidades.

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