LOS PRECIOS DE GARANTÍA, UN FARSA MÁS DE LA 4T
El
19 de enero del presente año, el presidente de la República anunció con
bombo y platillo el programa de Precios de Garantía para la
comercialización de granos básicos que incluye: maíz, frijol, arroz,
trigo y leche fluida. AMLO dijo que los precios de garantía tienen el
objetivo de combatir la pobreza, apoyando a pequeños y medianos
productores y fomentando la autosuficiencia alimentaria.
Para
todo esto, la Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER antes
SAGARPA) que encabeza el Dr. Víctor Villalobos Arámbula, ex colaborador
de los expresidentes Ernesto Zedillo y Vicente Fox, creó la Secretaría
de Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX) que cuenta con cuatro
programas estratégicos: fertilizantes nitrogenados, Crédito Ganadero a
la Palabra, Producción para el Bienestar y Precios de garantía.
Con
el programa de Precios de Garantía se pretende incrementar la
productividad en el campo, eliminar intermediarios, concentrar y
comercializar los granos básicos. Así, con este “nuevo” programa se
pretende beneficiar a 2 millones de productores en todo el país.
De
entrada se pretende pagar la tonelada de frijol a $ 14,500 pesos, el
maíz a $5,610, el trigo en $5,790, el arroz a $6,120 y la leche en $
8.20 pesos el litro. Esto parece la fórmula perfecta para erradicar la
pobreza en México con el sector más desprotegido que está en el campo.
Sin embargo, la historia, las leyes de la oferta y la demanda, el
desarrollo de las fuerzas productivas engendradas en el sistema
capitalista ya han sepultado estas políticas económicas en México y el
extranjero. Por ello, tendríamos que empezar por entender que los
precios de garantía o precios de sostén son subsidios que otorga el
gobierno para controlar los precios de manera descendiente con cargo al
presupuesto público. Están diseñados para elevar el precio a los
productores por encima del equilibrio del mercado y mantener el precio a
los consumidores en o debajo del nivel del mercado.
Estas
medidas proteccionistas tuvieron origen en los Estados Unidos de
Norteamérica con la caída aguda de los precios en el mercado mundial en
la crisis económica de los 30´s e iniciaron con la política del New Deal
hasta principios de los años 50´s.
En México,
los precios de garantía del maíz, frijol y trigo datan de 1953 y fueron
instrumentados por la Secretaria de Comercio, la SARH, BANRURAL y la
CONASUPO quienes tomaron decisiones sobre los precios hasta 1979 cuando
el gabinete agropecuario tomó el control. En 1988, se establecieron
Pactos de Solidaridad (PSE), en 1989 se redujeron los productos sujetos
al precio de garantía dejando solo al maíz.
Sin
embargo, entre 1989 y 1994 se eliminaron por completo los precios de
garantía, para dejar el camino libre al Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN). Con éste tratado, se importaron granos
básicos como la soya, frijol, maíz, sorgo, arroz y legumbres libres de
aranceles que inundaron el mercado interno y la inevitable quiebra de
los campesinos mexicanos ante una competencia desigual contra las
trasnacionales que controlan el mercado mundial.
Ante
esta embestida del monstruo mundial, los campesinos se refugiaron en el
autoconsumo, se perdieron 2 millones de empleos y los pocos productores
que intentaron organizarse fueron destruidos por el propio gobierno
para dejar libre el terreno a las comercializadoras multinacionales;
mismas que recibieron todo el apoyo gubernamental en maquinaria, vías de
comunicación, subsidios a la comercialización y exenciones de pago de
aranceles a las importaciones.
A 25 años de
haber firmado el TLCAN y meses de haber renegociado el Tratado entre
México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ¿Qué sentido tiene que México
regrese a los precios de garantía si a los mexicanos les cuesta 60% más
barato el maíz, 40% menos el frijol y 54% menos el arroz? ¿A cuánto
equivale la partida presupuestal para subsidiar a 2 millones de
productores de granos básicos y leche?
Sin
lugar a dudas, los precios de garantía generarán doble perdida para
México. Primero, porque los granos básicos se producen más baratos en
otros países con condiciones agroclimatológicas idóneas, un ejemplo lo
tenemos con el maíz. En Estados Unidos el rendimiento promedio es de
10.1 toneladas por hectárea y en México se tiene un promedio de 3.2
toneladas por hectárea. Una verdadera desproporción cuando se quiere
competir en el terreno económico. Sin embargo, México ocupa el tercer
lugar de los países megadiversos, condiciones que debe explotar para
competir en productos como los frutos tropicales: aguacate, jitomate,
oleaginosas, cactáceas, plantas ornamentales y especies más rentables.
En
segundo lugar, perdemos porque se subsidia con el erario público un
producto que cuesta caro producir. Estos recursos se deberían invertir
en obra pública enfocada al campo como son: caminos sacacosechas,
centros de acopio bien equipados, presas, almacenes, insumos básicos
como agroquímicos, semilla y fertilizante; modernizar la maquinaria
agrícola y sistemas de riego, capacitación técnica e investigación
agropecuaria.
Los precios de garantía de la 4T
son una farsa y una política económica decrepita y agotada por las
leyes del mercado. No es un problema moral como lo plantea el
presidente, son las leyes que impone la oferta y la demanda. ¿Qué
pasaría en un supuesto éxito, si se protegen los granos mexicanos?
¿Nuestros socios comerciales aplicarían sus aranceles? ¿Se fomentará la
competencia, la inversión privada en un mercado con excesivo control? Es
imposible. Ante una acción habrá una reacción.
Lo
cierto es que los precios de garantía no aplican en productos
económicamente importantes como los cítricos, frutas y hortalizas de la
canasta básica. Seguirán siendo una vieja añoranza del presidente de la
República quien es un profano de la economía. Seguirá fortaleciendo a
los poderosos y agudizará la brecha entre los ricos y los pobres. A 45
años de existencia, los antorchistas debemos tener claro nuestro
proyecto de nación, pero para ello es preciso organizarse y educarse.
Los pobres no tenemos otra salida más que la lucha por un país mejor.
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