EL DESENCANTO POR LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y EL FUTURO DE MÉXICO.
Andi Uriel Hernández Sánchez
Vocero del Movimiento Antorchista en Veracruz.
El pasado domingo 02 de junio se realizaron elecciones en 6 entidades del país, en dos, Baja California y Puebla, se disputaron las gubernaturas, en el resto se compitieron por diputaciones locales y ayuntamientos. En total fueron 148 los cargos de elección popular que estuvieron en disputa. Son las primeras elecciones en la era de la 4T.
Los partidos de oposición enfilaron toda su carrocería para señalar las fallas del gobierno actual y hacerse de votantes, el partido del presidente de la República hizo uso de las viejas artimañas de juego sucio y “coacción blanda”, que incluyó, por supuesto, la entrega de dinero en forma de programas sociales, para asegurarse los votos de la gente en favor de sus candidatos. A pesar de todo ello, el gran triunfador de la elección, fue el abstencionismo. Veamos las cifras concretas por estado sobre participación ciudadana con respecto al padrón electoral: en Durango fue de 44%, en Aguascalientes de 39%, Puebla 33%, Tamaulipas 33%, Baja California 29% y Quintana Roo 22%.
Aunque las gubernaturas de Puebla y Baja California las ganó MORENA, se quedaron con cifras muy lejanas a las del 1° de julio del año pasado, en donde la participación ciudadana fue del 62%. En Puebla, Miguel Barbosa, que repetía como candidato en estas elecciones extraordinarias, ganó con poco más de 682 mil votos (400 mil menos de los que obtuvo el año pasado), lo que representa apenas el 15 % del padrón electoral del estado (más de 4 millones 569 mil); por su parte, Jaime Bonilla, obtuvo en Baja California tan solo 382 mil votos, lo equivalente al 13.5 % del padrón electoral (más de 2 millones 700 mil ciudadanos). Estos gobiernos han de llegar muy deslegitimados.
Las condiciones de esta elección fueron muy distintas a las de hace un año, en donde el discurso de López Obrador supo penetrar en el pueblo de México, bajo la promesa de acabar con la corrupción y con ello atacar las causas de la pobreza, logró que una masa importante de mexicanos saliera a votar por él. Sin embargo, a 6 meses de gobierno oficial, el combate a la corrupción se ha olvidado, en lugar, se intenta engañar al pueblo hablándole de “austeridad” y bajo esta bandera se han instrumentado recortes al presupuesto público, que han afectado precisamente al pueblo pobre y trabajador que confió en la “Cuarta Transformación”.
Vemos despidos masivos en dependencias federales, que han aumentado notoriamente el número de desempleados; recortes y más recortes de presupuesto en sectores claves como la salud y que ya han provocado crisis, por ejemplo, con la falta de medicamentos y personal médico en prácticamente todos los hospitales y clínicas del país, en donde se atiende la población que no tiene dinero para pagar sanatorios privados. Desaparecieron programas sociales como los comedores comunitarios, apoyos a la vivienda, subsidios al campo, estancias infantiles, etc., que eran utilizados por las personas de bajos ingresos. Así como la eliminación del ramo 23 del Presupuesto de Egresos de la Federación, que servía para que los pueblos y colonias populares gestionaran obras y servicios que los municipios y gobiernos estatales por alguna razón no podían o no querían realizar, esta medida repercutió sobre la posibilidad de reducir los índices de rezago social en varios puntos del país.
Hasta ahora las únicas medidas dirigidas a combatir la pobreza y desigualdad, el verdadero problema de fondo de nuestro país, son los Programas de Bienestar, que son una versión mucho más neoliberal que los que ya existían, pues el monto de cada uno es mucho menor que el de sus símiles en otros gobiernos, por ejemplo, en el caso de PROSPERA, ahora vuelto Programa Universal de Becas “Benito Juárez”, con la eliminación de los componentes de salud y alimentación, se reduce un 35%.
La gente siente en su bolsillo que la situación no mejora. Por ello, la verdad de fondo del abstencionismo del domingo, es el hecho de que una buena parte de la población ha dejado de creer en TODOS los partidos políticos. Este fenómeno se presenta en las sociedades con niveles de desigualdad económica tan altas como la nuestra, la población deja de creer en la política, porque no siente que sus demandas sean tomadas en cuenta, porque saben que los gobiernos solo sirven a los caprichos de los más ricos, cuyas fortunas aumentan al tiempo que la pobreza crece, esta es una verdad ineludible también en el caso de México.
El pasado 06 de junio, con motivo de la conmemoración del Día de los Mártires Antorchistas, el Secretario General del Movimiento Antorchista Nacional, Ing. Aquiles Córdova Moran, pronunció en su discurso una sentencia de mucha hondura: “El gobierno de López Obrador no ha querido atacar las causas de la pobreza y la desigualdad, por ello pronto el pueblo de México, el mismo que lo llevó al poder, lo va a castigar”. Dijo también que cuando MORENA sea desechado al basurero de la historia, el pueblo pobre se encontrará ante una decisión fatal, ir hacia atrás y volver a colocar en el poder al PAN o al PRI, cuyos métodos impopulares de gobierno son harto conocidos, o marchar hacia el futuro de la mano de una nueva opción política verdaderamente popular, el Movimiento Antorchista Nacional.
Antorcha propone cuatro medidas para que la situación del pueblo trabajador mejore: empleo para todos los que estén en edad y quieran trabajar; salarios remuneradores, que alcancen para tener una vida digna; una política fiscal progresiva, donde paguen más impuestos los ricos y menos los pobres; y una reorientación del gasto público hacia los sectores más desprotegidos, no con migajas sino con más inversión en salud, educación, infraestructura social, cultura y deporte, etc.
La salida al descontento social, que puede llevar a una catástrofe de no contenerse, no es el abstencionismo electoral, sino la organización y educación política de los campesinos y obreros, quienes son los que producen la riqueza nacional y los que menos la disfrutan, es necesario un partido de vanguardia que materialice las aspiraciones de las masas populares y, junto a ellas, construya un mejor futuro. Los antorchistas estamos dispuestos a ocupar ese lugar de honor que el desarrollo histórico de nuestro país está exigiendo.
Andi Uriel Hernández Sánchez
Vocero del Movimiento Antorchista en Veracruz.
El pasado domingo 02 de junio se realizaron elecciones en 6 entidades del país, en dos, Baja California y Puebla, se disputaron las gubernaturas, en el resto se compitieron por diputaciones locales y ayuntamientos. En total fueron 148 los cargos de elección popular que estuvieron en disputa. Son las primeras elecciones en la era de la 4T.
Los partidos de oposición enfilaron toda su carrocería para señalar las fallas del gobierno actual y hacerse de votantes, el partido del presidente de la República hizo uso de las viejas artimañas de juego sucio y “coacción blanda”, que incluyó, por supuesto, la entrega de dinero en forma de programas sociales, para asegurarse los votos de la gente en favor de sus candidatos. A pesar de todo ello, el gran triunfador de la elección, fue el abstencionismo. Veamos las cifras concretas por estado sobre participación ciudadana con respecto al padrón electoral: en Durango fue de 44%, en Aguascalientes de 39%, Puebla 33%, Tamaulipas 33%, Baja California 29% y Quintana Roo 22%.
Aunque las gubernaturas de Puebla y Baja California las ganó MORENA, se quedaron con cifras muy lejanas a las del 1° de julio del año pasado, en donde la participación ciudadana fue del 62%. En Puebla, Miguel Barbosa, que repetía como candidato en estas elecciones extraordinarias, ganó con poco más de 682 mil votos (400 mil menos de los que obtuvo el año pasado), lo que representa apenas el 15 % del padrón electoral del estado (más de 4 millones 569 mil); por su parte, Jaime Bonilla, obtuvo en Baja California tan solo 382 mil votos, lo equivalente al 13.5 % del padrón electoral (más de 2 millones 700 mil ciudadanos). Estos gobiernos han de llegar muy deslegitimados.
Las condiciones de esta elección fueron muy distintas a las de hace un año, en donde el discurso de López Obrador supo penetrar en el pueblo de México, bajo la promesa de acabar con la corrupción y con ello atacar las causas de la pobreza, logró que una masa importante de mexicanos saliera a votar por él. Sin embargo, a 6 meses de gobierno oficial, el combate a la corrupción se ha olvidado, en lugar, se intenta engañar al pueblo hablándole de “austeridad” y bajo esta bandera se han instrumentado recortes al presupuesto público, que han afectado precisamente al pueblo pobre y trabajador que confió en la “Cuarta Transformación”.
Vemos despidos masivos en dependencias federales, que han aumentado notoriamente el número de desempleados; recortes y más recortes de presupuesto en sectores claves como la salud y que ya han provocado crisis, por ejemplo, con la falta de medicamentos y personal médico en prácticamente todos los hospitales y clínicas del país, en donde se atiende la población que no tiene dinero para pagar sanatorios privados. Desaparecieron programas sociales como los comedores comunitarios, apoyos a la vivienda, subsidios al campo, estancias infantiles, etc., que eran utilizados por las personas de bajos ingresos. Así como la eliminación del ramo 23 del Presupuesto de Egresos de la Federación, que servía para que los pueblos y colonias populares gestionaran obras y servicios que los municipios y gobiernos estatales por alguna razón no podían o no querían realizar, esta medida repercutió sobre la posibilidad de reducir los índices de rezago social en varios puntos del país.
Hasta ahora las únicas medidas dirigidas a combatir la pobreza y desigualdad, el verdadero problema de fondo de nuestro país, son los Programas de Bienestar, que son una versión mucho más neoliberal que los que ya existían, pues el monto de cada uno es mucho menor que el de sus símiles en otros gobiernos, por ejemplo, en el caso de PROSPERA, ahora vuelto Programa Universal de Becas “Benito Juárez”, con la eliminación de los componentes de salud y alimentación, se reduce un 35%.
La gente siente en su bolsillo que la situación no mejora. Por ello, la verdad de fondo del abstencionismo del domingo, es el hecho de que una buena parte de la población ha dejado de creer en TODOS los partidos políticos. Este fenómeno se presenta en las sociedades con niveles de desigualdad económica tan altas como la nuestra, la población deja de creer en la política, porque no siente que sus demandas sean tomadas en cuenta, porque saben que los gobiernos solo sirven a los caprichos de los más ricos, cuyas fortunas aumentan al tiempo que la pobreza crece, esta es una verdad ineludible también en el caso de México.
El pasado 06 de junio, con motivo de la conmemoración del Día de los Mártires Antorchistas, el Secretario General del Movimiento Antorchista Nacional, Ing. Aquiles Córdova Moran, pronunció en su discurso una sentencia de mucha hondura: “El gobierno de López Obrador no ha querido atacar las causas de la pobreza y la desigualdad, por ello pronto el pueblo de México, el mismo que lo llevó al poder, lo va a castigar”. Dijo también que cuando MORENA sea desechado al basurero de la historia, el pueblo pobre se encontrará ante una decisión fatal, ir hacia atrás y volver a colocar en el poder al PAN o al PRI, cuyos métodos impopulares de gobierno son harto conocidos, o marchar hacia el futuro de la mano de una nueva opción política verdaderamente popular, el Movimiento Antorchista Nacional.
Antorcha propone cuatro medidas para que la situación del pueblo trabajador mejore: empleo para todos los que estén en edad y quieran trabajar; salarios remuneradores, que alcancen para tener una vida digna; una política fiscal progresiva, donde paguen más impuestos los ricos y menos los pobres; y una reorientación del gasto público hacia los sectores más desprotegidos, no con migajas sino con más inversión en salud, educación, infraestructura social, cultura y deporte, etc.
La salida al descontento social, que puede llevar a una catástrofe de no contenerse, no es el abstencionismo electoral, sino la organización y educación política de los campesinos y obreros, quienes son los que producen la riqueza nacional y los que menos la disfrutan, es necesario un partido de vanguardia que materialice las aspiraciones de las masas populares y, junto a ellas, construya un mejor futuro. Los antorchistas estamos dispuestos a ocupar ese lugar de honor que el desarrollo histórico de nuestro país está exigiendo.
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