El biólogo Celso Hernández Aponte, presidente de los productores de acuacultura de la región de Coatepec, afirmó que a pesar de las afectaciones ocasionadas por el medio ambiente, la producción de trucha arcoíris “sigue siendo negocio”.
En entrevista afirmó que “el alimento para la trucha ha subido mucho de precio, mientras que el número de productores en la zona de Chicontepec, Zongolica, Orizaba y Tlapacoyan, es una zona muy especial para el crecimiento de la trucha, llegamos a ser 350 socios en 5 regiones y de esta cantidad han quedado el 60 por ciento”.
Explicó que “Este es un proceso de cultivo de engorda y producimos cría, parte de la cría que se engorda viene del Estado de México, y el Estado de México la importa a través del huevo congelado de países como Islandia, Estados Unidos, Canadá, pero está manipulada genéticamente la especia y solo se producen híbridos, no podemos reproducirla.
“Nosotros tenemos razas puras que trajimos del Estado de Puebla, y que seguimos cultivando y capacitando a los productores durante los meses de noviembre a enero, en donde los órganos de los machos y hembras coinciden en su madurez”, abundo.
En este sentido dijo que “actualmente se está vendiendo trucha a los estados del Sureste, ya que hay empresas que compran la trucha grande, la ahúman y le ponen una presentación y venden la trucha arcoíris en Estados Unidos.
“El 70 por ciento de la producción de trucha se vende de manera local y el 30 por ciento restante se envía a otros lugares del país”, agregó.
Sin embargo dijo que “Para la zona rural es una fuente de trabajo, y de mantener el medio ambiente y las tormentas que han pasado causaron muchos destrozos y perdidas de granjas, porque las avenidas de agua fueron grandes y nos ha dado la oportunidad de restaurar los arroyos y reforestar”.
En números informó que “actualmente tenemos 300 toneladas de producción, al inicio era un programa de desarrollo rural comunitario y quienes tienen trucha deben tener una dinámica de producción y venta de trucha, y van a comprar el producto a las granjas, en 110 pesos el kilo.
“Esos animales siguen siendo negocio para los productores, porque nos dedicamos a la cría de la trucha, mientras que el vendedor final es quien se lleva la mayor tajada, ganando más de un 40 por ciento”, concluyó.
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