Prosa aprisa
Las razones de Pepe
Arturo
Reyes Isidoro
Leí
y releí la nota de Vivian Martínez en alcalorpolitico
de las declaraciones del senador José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla y en
ningún momento pidió que no haya castigo contra Javier Duarte y su grupo y
menos que no se presenten más denuncias en contra del gobernador, esto es, que
haya impunidad para ellos.
Debo
decir que Vivian y yo trabajamos muchos años juntos en el área de prensa, que
la conozco y le reconozco su profesionalismo, y por lo tanto que el manejo de
su información es confiable. Con base en ello hilo este comentario.
Me
ocupo del tema porque ayer temprano me sorprendió el boletín de prensa del
Gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares “lamentando” que Pepe “una su voz a la de una pequeña
minoría que pide que no haya castigo contra Javier Duarte y el grupo que atracó
al pueblo de Veracruz”.
Creo que sacó de
contexto o malinterpretó (me niego a creer que lo hizo deliberadamente) lo que
dijo el legislador priista, pues al contrario, lo que declaró fue que las
denuncias de corrupción entre Duarte y Miguel Ángel –eso sí lo incluyó, porque
uno y otro se han denunciado penalmente– “deben llevarse hasta sus últimas
consecuencias y hacer valer la ley”.
Si alguien ha
sido congruente en su postura personal con respecto a Javier Duarte ese ha sido
Yunes Zorrilla, a diferencia de su homólogo en el Senado Héctor Yunes Landa,
quien antes del pasado proceso electoral y durante el mismo dio bandazos
acusando al gobernador pero también conviniendo con él según su conveniencia.
Desde diciembre
de 2014 cuando se inconformó por la iniciativa de Duarte de que la próxima
gubernatura fuera de sólo dos años, Pepe no sólo ha enderezado severas críticas
contra la actual administración por su mal manejo sino que a toda costa ha
evitado incluso aparecer en público con el mandatario estatal, en clara señal
de reprobación a su persona y a su gobierno.
El 27 de abril
de 2015, Noemí Valdez, en una entrevista para Notiver le preguntó: “Si hablamos de ese ideal que
usted trae en la cabeza, ¿de llegar (a la gubernatura), barrería para atrás?,
hablamos de auditorías, denuncias por desvíos de recursos…”.
La respuesta
de Pepe fue puntual, directa: “Sin ninguna duda. El mal del país es la
impunidad. Quien tenga responsabilidades, quien haya incurrido en desvíos
traicionando a los ciudadanos y confundido el interés público con el privado,
merece cárcel. No va a haber, bajo ninguna circunstancia, tolerancia a ex
funcionarios”. Incluía a Duarte y a todo su grupo.
Por eso no
tiene la razón el Gobernador electo cuando ayer boletinó que Yunes Zorrilla “nunca ha levantado la voz para
demandar castigo a los responsables del saqueo, ni en la tribuna del Senado ni
en sus declaraciones cotidianas”, como tampoco cuando dijo que: “Hoy llama a
que no se presenten más denuncias contra Duarte y sus cómplices, es decir, pide
impunidad”.
Lo que Pepe
pretendía con su declaración-llamado –queda muy claro en la nota que se
publicó– era dejar que “sean los órganos jurisdiccionales”, esto es, la PGR y la
FGE, las que resuelvan sobre las denuncias de uno y otro –Duarte y Miguel
Ángel– y que “Veracruz (se entiende los gobernantes) atiendan los temas “que
realmente son prioritarios, como el desarrollo económico y social”, algo que en
este espacio he planteado también porque los problemas nos abruman.
El presidente de
la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de Senadores lo que
pidió fue privilegiar los temas de la agenda productiva de la entidad por sobre
los de la agenda mediática, en otras palabras, pasar del escándalo de las ocho
columnas a la atención de los problemas que afectan a los veracruzanos.
Preocupa que
Yunes Linares no haya dimensionado en su justo valor las palabras del senador,
pues no sólo habló como priista de ser una “oposición responsable”, sino
también de que estará atento “a generar las condiciones de gobernabilidad en
Veracruz”.
Pero esa
gobernabilidad no se puede lograr si no es con el concurso y la participación
de todos los veracruzanos por encima de colores, siglas o ideologías, y cuando
Pepe Yunes ofrece generar las condiciones para ello, es obvio que está enviando
un mensaje de participar con el próximo gobierno para lograrlo. La respuesta
que obtuvo no fue nada cortés.
¿Qué le pasó,
qué le pasa al Gobernador electo? ¿Acaso le molestó que el senador haya pedido
llevar las denuncias de Duarte contra Miguel Ángel y de éste contra aquél hasta
sus últimas consecuencias? Es lo justo. Sería lo justo y conveniente. Que se
esclarezca todo en forma debida y que a cada quien, como pedía Ulpiano, se le
dé lo suyo, lo que le corresponda y que se supere la etapa de pleitos y
entremos a la del trabajo conjunto para rescatar Veracruz.
Pepe no fue
quien acusó a Yunes Linares y éste niega ser responsable de lo que se le acusa. Que la PGR y la FGE
resuelvan y lo absuelvan sería lo mejor para él. Eso será posible cuando se
lleguen con las investigaciones hasta las últimas consecuencias.
Ante la difícil
circunstancia por la que atraviesa Veracruz, ante lo complicada que está
resultando la etapa de transición para llegar a la transmisión del poder, a
juicio mío el gobernador Yunes Linares necesita y necesitará interlocutores
válidos, puentes de acuerdo y entendimiento con el priismo, una fuerza política
real e inocultable, fuerte a pesar de todo, y qué mejor que ese interlocutor,
que ese puente fuera Pepe, tanto por la
ascendencia que tiene sobre el priismo veracruzano como por su relación con el
Gobierno Federal.
Si a Pepe lo
caracteriza algo es su mesura, su capacidad de diálogo y entendimiento, su
respeto al otro, que honra su palabra y que busca el bien de Veracruz y de los
veracruzanos por encima de cualquier otro interés, pero es obvio que como ser
humano y como político también es sensible y seguramente no estará dispuesto a
parlamentar con quien públicamente lo trata de desacreditar.
Tal pareciera
que Miguel Ángel quiere sumar otro adversario más, aparte de Fidel Herrera
Beltrán, Javier Duarte de Ochoa y Héctor Yunes Landa, ahora a José Francisco
Yunes Zorrilla (ya se peleó también con Juan Nicolás Callejas Arroyo). Pepe no
se va a subir al ring, y hará bien. Será lamentable que el Gobernador electo se
empiece a pelear con todos y termine peleado con todos como lo hizo a su paso
por la Secretaría General de Gobierno en el chirinato.
¿Es que acaso
sólo lo que él diga y haga es lo cierto y lo correcto? ¿Entonces nadie más va a
poder dar su opinión abiertamente porque será objeto de reprobación? ¿Es que si
no estás conmigo entonces necesaria y obligadamente estás contra mí? ¿Por qué
no aceptar que el otro tiene la razón en su llamado, porque le asista la razón?
Me extraña de un
político profesional como lo es Miguel Ángel Yunes Linares. Me pregunto dónde
dejó las buenas maneras políticas, porque nada le hubiera costado llamar por
teléfono a Pepe para hablar o para invitarlo a que se reuniera con él, máxime
la buena relación amistosa y hasta familiar que tienen (¿o tenían?), para
precisar el alcance de la declaración de Yunes Zorrilla si es que hubiera
sentido alguna alusión personal o alguna ofensa, o hubiera habido algún asomo,
algún indicio de alguna acción encubierta en contra del próximo gobierno.
Lo que menos
necesita Veracruz es más división, más pleito. Sería lamentable que se optara
por ese derrotero.
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