Prosa aprisa
El buen juez ha empezado por casa
Arturo Reyes
Isidoro
El pasado 26 de
julio, Enrique Ochoa Reza, nuevo dirigente nacional del PRI, entrevistado por
Adela Micha para el Grupo Imagen Multimedia, declaró que en la lucha contra las
prácticas de corrupción en los gobiernos estatales su partido realizaría un
ejercicio de limpieza interna para después señalar también a los gobernantes
que representan a otros partidos políticos.
Afirmó entonces que pugnarían porque la impunidad y la corrupción dejen de ser parte de la
vida cotidiana de los mexicanos. “Estaremos atentos para exigir
la fiscalización de otros gobiernos de otros partidos políticos, pero el buen
juez por su casa empieza y debemos ser certeros respecto a las decisiones que
se han tomado en los estados con los sistemas locales anticorrupción”, precisó.
Destacó que como parte de su compromiso para transformar al PRI, un día antes, el lunes 25, había
acudido al Senado para entregar una petición dirigida a la bancada priista con
el propósito de que se interpusiera un recurso a fin de que la Suprema Corte de
Justicia de la Nación diera prioridad al reclamo de inconstitucionalidad que
había emitido el gobierno federal por instrucciones del presidente Enrique Peña
Nieto en contra de los gobiernos de Veracruz y de Quintana Roo por haberse anticipado en la
implementación ‘a modo’ del sistema anticorrupción
a nivel local, que todavía está por resolverse.
“El PRI tiene que ser garante de la transparencia y de la rendición de
cuentas, en ese sentido fui al Senado para entregar un escrito en el que se
pide a los legisladores priistas para que el presidente del poder pida al poder
de justicia que atienda las órdenes de inconstitucionalidad de manera
inmediata”, puntualizó.
En su declaración a Adela Micha, Ochoa Reza no estaba siendo más que
consecuente con la línea que marcó en su discurso al asumir la dirigencia
nacional tricolor el 13 de julio cuando prometió ir contra priistas corruptos.
“Tenemos que ser un partido que señale la corrupción de los gobiernos
emanados de nuestras filas, que exija su fiscalización, incluso su destitución”,
dijo ante la cúpula de su partido y los consejeros representantes de todos los
priistas del país, acto al que no acudió el gobernador Javier Duarte de Ochoa.
Vertical como es el sistema priista, Ochoa Reza, el líder formal, no ha
estado más que siguiendo y cumpliendo con las instrucciones que le dio el presidente
Peña Nieto, el verdadero líder natural del PRI, sin cuya voluntad no se mueve
ni una hoja en el árbol tricolor.
Pero en Veracruz, los priistas en el gobierno muestran un
desconocimiento total de las formas de hacer política al modo priista y sin
ningún recato exhiben su ignorancia haciendo un reclamo al presidente del
Comité Ejecutivo Nacional de su partido, que en el fondo es al propio Peña
Nieto, quien en su visita del pasado jueves a Veracruz dejó constancia de que
no quiere saber nada de ellos, con lo
que estarían ahondando el abismo que ya los separa.
El viernes pasado, en Puebla, los reporteros le preguntaron a Ochoa
Reza: "¿El PRI comenzará a
marcar distancia con Duarte, como lo hizo ayer el presidente Enrique Peña
Nieto, que fue evidente en un evento en Veracruz?”.
El dirigente priista respondió que aún están
pendientes las investigaciones que realiza su partido sobre el manejo de
recursos públicos del gobernador Duarte, pero que también estarán atentos a
las investigaciones que hacen otras instancias y que actuarán en consecuencia.
Dijo que no van a dejar el caso Duarte.
“Y seguiremos también con toda
puntualidad las investigaciones que están llevando a cabo distintas
instituciones del Estado mexicano, como la Auditoria Superior de la Federación
y el SAT, para actuar de manera correspondiente. En el momento que tomemos en
el partido una definición, la haremos del conocimiento público a través de los
medios de comunicación”.
Ello motivó que Javier Duarte y el líder de la
bancada priista veracruzana en San Lázaro, Erick Lagos Hernández, reclamaran al
presidente nacional de su partido y le pidieran que mida “con la misma vara de
la transparencia” a ¡Miguel Ángel Yunes Linares!, quien ya no es priista.
Duarte dijo que espera el pronunciamiento de Ochoa
Reza “por los claros y evidentes actos de corrupción” de Miguel Ángel, y
entonces se le fue a la yugular al publicar en su cuenta de Twitter: "Coincido con el @PRI_Nacional; que las
instituciones determinen la situación legal del @GobiernoVer y no los dichos de
agentes políticos.", con lo que lo descalificó y lo redujo a un “agente
político”, en un claro y abierto acto de confrontación.
Por su parte, Lagos Hernández
expresó: “Los diputados federales
del Partido Revolucionario Institucional de Veracruz le exigimos al presidente
del Comité Ejecutivo Nacional del partido fijar postura en el caso de
corrupción de Yunes Linares”.
Por lo que se advierte, ni
uno ni otro han estado atentos a lo que ha dicho el presidente del CEN del PRI,
pues su postura la ha venido fijando muy claramente como consigno al inicio de
la columna, pero se ve además que no tienen ningún asesor o consejero de
calidad que les aclare, que les informe, que los tenga al tanto de los mensajes
que no deben descuidar, que les lleve un buen archivo y que incluso les redacte
lo que van a subir en Twitter o a decir en sus boletines de prensa, por lo que
hasta terminan dando pena ajena.
Dada la postura que han
adoptado, ¿por qué no le reclamaron entonces a Ochoa Reza cuando fue al Senado
a exigir que aceleraran el trámite y respuesta al recurso de
inconstitucionalidad que interpuso el presidente Peña Nieto? ¿Dónde estaba
entonces Erick Lagos Hernández como jefe de la banda priista veracruzana en la
Cámara de Diputados? ¿Por qué no habló entonces y defendió a Duarte contra el
presidente de su partido y contra el Presidente de la República?
Tampoco
chistó ayer cuando se dio a conocer que la Comisión Permanente del Congreso, de
la que forma parte el diputado Adolfo Mota Hernández, pidió al gobierno de
Veracruz que garantice una transición apegada a los lineamientos del Sistema
Nacional Anticorrupción (SNA) sobre transparencia, rendición de cuentas y
fiscalización.
Llama la atención que no
haya un amigo, un colaborador suyo, algún familiar que le diga al gobernador
que ya no abra más frentes de batalla y menos con picudos de su propio partido,
que tienen más poder que él y todos los recursos para doblarlo en el momento en
que se decidan, claro, a menos que Javier Duarte ya esté en plan de kamikaze.
Si el Presidente está
molesto con él, si el presidente de su partido lo señala con su nombre y
apellido y lo pone como ejemplo de lo mal que hay que combatir y si los
secretarios de despacho como hizo José Antonio Meade el sábado quien no lo
mencionó en su boletín de prensa de su visita a Huayacocotla y evitó aparecer
en una foto con él, ¿qué le habrán informado a Peña Nieto el Auditor Superior
de la Federación, Juan Manuel Portal, la Procuradora General de la República,
Arely Gómez González, incluso el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, y el de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso?
¿Nada más porque sí se
deslindó Fidel Herrera Beltrán de Javier Duarte cuando él lo impuso? “Lamentablemente mi sucesor no fue lo que yo
esperaba y en medio pues hizo cosas que no tenía que hacer”, comentó, sin dar
más especificaciones, durante una entrevista concedida a El Economista el
pasado 23 de julio.
Por lo pronto, Ochoa Reza, el
juez en este caso, ha empezado por su casa.
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